Malasia no era uno de esos destinos que tuviera en mente para visitar durante mi estadía en India. Sin embargo, una amiga fue y me dijo que le había gustado mucho, que las playas eran muy lindas. Motivada por su consejo decidí ver qué tan caro era viajar desde Delhi y la verdad es que el tiquete cuesta lo mismo que ir a Kerala (sur de India). Así que decidí armar plan para Malasia. La verdad la visa fue un poco complicada, solo a la tercera vez de ir a llevar los papeles me los recibieron. Pedían un documento que emite la embajada de Colombia diciendo que no tiene objeción en que yo viaje fuera de India, la verdad me pareció algo raro pero aparentemente para algunas visas lo piden. Finalmente, una vez con todos los papeles en orden, obtener la visa solo se demoró 5 días.
Mi itinerario lo armé de tal forma que la mayor parte del tiempo la pasé en Langkawi y solo una noche en Kuala Lumpur. La verdad lo que quería disfrutar era el mar y la playa, y desconectarme del gris de Delhi. Langkawi me encantó, lo recomiendo muchísimo. Yo nunca he ido a Tailandia, pero por lo que me dijeron, las playas en Tailandia son mucho más congestionadas, llenas de turistas. Honestamente, creo que una de las ventajas de Langkawi es que no tiene muchos turistas, por lo menos no en la playa donde yo me quedé (Pantai Tengah), y en la época durante la que fui (marzo). La playa es tranquila, el mar es de un azul muy lindo, el agua es tibia y tranquila, una delicia para bañarse. Las playas son realmente tranquilas, sin vendedores o mucho ruido.
Durante mi estadía en Langkawi fui a una islita que se llama Payar para hacer snorkel o careteo. Fue realmente increíble. Se veían una cantidad de peces con tan solo estar en la orilla. Y a medida que uno se adentraba al mar, comenzaba a ver peces con unos colores lindísimos, azul, morado, amarillo. Peces de diferentes tamaños y formas. En uno de mis recorridos vi uno un poco grande y no niego que me dio un poco de susto, pero fue increíble. Lo único que no me gustó mucho fue el almuerzo que nos ofrecieron, pero bueno, la belleza y tranquilidad del lugar hacía del almuerzo algo secundario.
En Langkawi me quedé en un hotel que me gustó mucho. Claramente hay una cantidad de resorts, pero este me pareció pequeñito y acogedor. Se llama Tropical Resort. La playa es muy tranquila y las veces que fui, la tenía prácticamente que para mí sola. El hotel también tenía una piscina súper agradable, que disfruté para nadar y descansar. Cerca al hotel había un spa, así que aproveché para hacerme un masaje que me dejó como nueva.
Langkawi fue así un sitio para disfrutar del mar, del sol y descansar. Claramente, también fue lugar para disfrutar de la comida de mar. Fui a un restaurante que se llama Wanderland, la comida es muy rica y muy barata. Es un restaurante lejos de la zona turística lo que hace que se vea mucha más gente local que turistas. Yo pedí calamares y langostinos, deliciosos.
En Kuala Lumpur me quedé en un apartamento cuya terraza del edificio tenía una vista espectacular. Se veían las torres Petronas y la torre KL en todo su esplendor. En la terraza del edificio había una piscina, así que uno disfrutaba de la piscina con una vista increíble. Kuala Lumpur es una ciudad moderna, muy del sud-este asiático. Los centros comerciales son grandísimos y tiene muchos rascacielos. Para mí, es una ciudad que en dos días se visita. A menos de que uno quiera ir de compras, no vale la pena quedarse mucho tiempo.
La noche que estuve en Kuala Lumpur fui a comer con una amiga a una calle que se llama Jalan Alor, donde hay un montón de restaurantes chinos, tailandeses, y de comida de mar. Vale la pena ir. Yo me di gustó comiendo langostinos. En KL también recomiendo mucho un café que se llama LOKL, es el tipo de sitios que a mí me encantan. El latte es delicioso, venden una granola riquísima y el ambiente es súper agradable. Muy recomendado.
En general, recomiendo muchísimo Langkawi. A mi me encantó.