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  • Writer's pictureDiana Milena Lopez Avila

Japón-Parte III: La magia y el verde de los templos



Kioto es definitivamente un sitio mágico. Cada uno de los lugares que visité tuvo un encanto en particular. En Kioto sentí como si el tiempo no corriera, como si la prisa no existiera y la magia hiciera posible perderse en el tiempo. En fotos había visto el Arashiyama Bamboo Grove, y me parecía como sacado de un libro. Era como de esos lugares que uno se imagina y construye cuando lee un libro, pero que no cree que sea posible encontrar en la realidad. Para llegar hay que caminar unos 15 minutos desde la estación de tren, uno se da cuenta de que esta cerca cuando comienza a ver a las turistas. Al comienzo hay varios restaurantes y tiendas, luego, a unos cuantos pasos, comienza el verde. Para disfrutarlo hay que mirar al cielo. El cielo azul se convierte en verde, y entre el verde pasan destellos de luz.

Cada uno de los templos que visité tuvo un encanto en particular. Mi favorito, sin lugar a dudas, es el Shoren-in Temple. Desde la entrada uno queda cautivado, las pinturas de las paredes., la delicadeza de cada detalle. Lo más lindo de este templo son los jardines. Uno simplemente tiene que sentarse y disfrutar la vista. La manera como el verde los árboles se mezcla con la estructura del templo es mágico. Para mí, este fue el templo que más me gustó. Si tuviera que escoger un templo en Kioto, este sería mi elegido.

Otro templo que me llamó mucho la atención fue el Honen-in Temple. Es un templo que está un poco escondido y uno se siente un poco diferente. A diferencia de Shoren-in, u otros templos, no hay casi turistas. Yo entré por el lado del cementerio y la verdad no estaba segura de estar en el lugar correcto porque solo estaba una señora arreglando unas flores. Después caminé un poco más y ya vi un poco más de gente y el templo como tal. Es lindo. Es un pedacito de magia escondido en medio del verde.

Nanzen-ji temple fue el primero que visité y es un poco el más imponente. La entrada es realmente linda. Como que los árboles se van moviendo para abrir el camino. La entrada al templo es gratis, pero si uno quiere subir al primer piso debe pagar. La verdad vale la pena. Cuando yo subí no había mucha gente, así que pude sentarme a disfrutar y respirar el paisaje.

Definitivamente, Kioto es magia, es verde, es olvidar el tiempo, es dejarse maravillar.

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