La vida me ha permitido recorrer diferentes caminos, pisar nuevos suelos y descubrir nuevos sabores, miradas y culturas. Aun cuando Túnez no había estado dentro del top de destinos por descubrir, por trabado tuve la oportunidad de visitarlo y la verdad me quedó un recuerdo muy bonito. Si alguien me pregunta con qué identifico mi viaje a Túnez, las dos cosas que se me vienen a la mente son fresas y azul. El jugo de fresa es delicioso, sin importar donde se pida, su color es un color intenso, así como su sabor; se sienten los pedacitos de fresa, es una delicia. Y el azul, bueno, en cada camino que recorrí siempre encontraba una ventana, una puerta o una baranda azul. La Medina en Túnez le muestra a uno esos detalles particulares de la cultura Árabe, mosaicos, mercados, azules, y aroma de té de menta.
Antes de Túnez, el único país que había visitado en el norte de África había sido Marruecos. Debo admitir que aunque Túnez me pareció lindo, Marruecos se queda sin lugar a dudas en el primer lugar, no sólo en la magia de los lugares que se visitan, sino también en la calidad de su oferta gastronómica. En Túnez, además del jugo de fresa, lo que más me gusto fue el "brik". El "brik" es como la versión de Túnez de la empanada. Viene relleno de huevo, atún o carne molida, y la textura de la masa es una masa delgadita muy crujiente. Es como una mezcla de empanada y crepe. Definitivamente mi favorito.
A más o menos media hora de Túnez (la ciudad) hay una ciudad pequeñita que se llama Sidi Boud Said, es una belleza. Es un lugar típico del mediterráneo, donde el azul se roba el show. Todas las casas son blancas con puertas y ventanas azules. En esta ciudad descubrí la versión Tunecina del churro español, se llama "bambalouni". A mí me encantó.
El hotel donde me quedé queda cerca de una ciudad que se llama La Marsa, la cual es conocida por su playa. Y cerca de La Marsa quedan algunas ruinas de Cartago que fue una ciudad importante en la Antigüedad. Lamentablemente no pude conocer mucho porque los sitios cierran a las 5 de la tarde y cuando tenía tiempo de visitar ya era un poco tarde. Sin embargo un día pude visitar un poquito y visitamos el que fue el Anfiteatro. Muy interesante, uno quisiera transportarse en el tiempo. A pesar de que no pude visitar mucho de Cartago, un día fui al Museo Bardo, donde hay una grande y linda exposición de mosaicos, muchos de los cuales fueron encontrados en Cartago.
En definitiva me queda un recuerdo muy lindo de Túnez, su jugo de fresa, su "brik" y sin lugar a dudas, su azul.