Escribo esta entrada escuchando "Caramelos" interpretada por Celia Cruz. Sí, esta entrada es sobre Cuba. En 2008 tuve la oportunidad de ir a Cuba con mis papás y ha sido de esos lugares que se ha quedado en mi piel. Claramente cuando pienso en Cuba lo primero que se me viene a la mente es música, guitarras, maracas, son cubano, ganas de bailar, ganas de cantar un bolero y enamorarse. Eso es Cuba para mi, música. Es increíble el talento innato que tienen los cubanos para cantar, interpretar un instrumento, bailar y transmitir sabor y sentimiento juntos. Recuerdo que fuimos una noche a un sitio que se llama Dos Gardenias, sí así como la canción. Es un sitio para llegar tipo 10pm, tomarse un par de mojitos y esperar que empiece el show (alrededor de la media noche), donde músicos increíbles interpretan 3 boleros cada uno, con un sentimiento que sale del corazón y el alma. Sentimientos que se vuelven música. El día que visitamos La Bodeguita del Medio había un trío extraordinario que al saber que éramos colombianos interpretaron una de las versiones más lindas que he escuchado de La Múcura, en ese momento me sentí aún más feliz de ser colombiana, latinoamericana. Debo admitir que los cubanos, los hombres cubanos, tienen para mí un no sé qué en no sé dónde. Ese no sé qué en no sé dónde los hace encantadores, únicos. Es como si transpirara música y sabor por sus poros. Música y sabor que lo captura a uno y lo hace querer perderse tratando de encontrarle los aretes que le faltan a la luna.